Domingo, 07 de Julio 2024
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Viajeros en la historia

Mendaña y las “islas” del rey Salomón en la Terra Australis

Por: EL INFORMADOR

Hacia la segunda mitad del siglo XVI, cuando aún Fernando de Magallanes era el único en haber circunnavegado el planeta (1520), la exploración hacia las islas del Océano Pacífico, viajando por el Estrecho de Magallanes, se empezaba a volver algo atractivo, sobre todo porque la expediciones por el lado del Océano Índico y la India habían llegado hasta Malaca, en Indonesia, y desde ahí los navegantes empezaron a informarse de una lejana tierra en la que se encontraban ricas minas de oro, la cual estaba ubicada hacia el sur del Pacífico, de ahí que recibiera el nombre de Terra Australis, tierra del sur. Hoy sabemos que se referían a Australia, pero por aquellos años ningún occidental había entrado en contacto con ella. Se decía que en Terra Australis existían las minas de donde del rey Salomón había mandado extraer todo su tesoro. La tentación era fuerte pero no resultaba fácil realizar tan atrevido viaje.

Álvaro de Mendaña de Neira era un jovenzuelo que apenas con veinte años de edad y con escasa experiencia en navegación de altura, se atrevió a emprender la expedición confiado en el hecho de que el presidente de la Audiencia de Lima y gobernador de Perú, Lope García de Castro, era su tío, quien financió el viaje y le dio todo el apoyo. Mendaña nació en 1541, en Congosto, Provincia de León, España, y aprovechó sus lazos familiares para emprender la expedición. Dos barcos fueron preparados por el gobernador Castro y Mendaña: el “Los Reyes”, comandado por Sarmiento de Gamboa, y el “Todos los santos”, por Hernando Gallego. La tripulación de ciento cincuenta hombres, cuatro frailes y un grupo de esclavos negros y cobrizos. Todos bajos las órdenes del intrépido Mendaña.

Salieron del puerto de Callao, Perú, en noviembre de 1567, con rumbo hacia el oeste, rompiendo el corazón del Pacífico. Las legendarias minas del rey Salomón los esperaban.

La primera tierra fue avistada en enero del año siguiente (Isla Jesús), y en febrero llegaron a una isla que llamaron Santa Isabel de la Estrella. Desde ahí descubrieron un conjunto de islas y les pareció que ahí estaban las codiciadas minas, por eso Mendaña las bautizó como Islas Salomón, ubicadas entre los 7° y 8° latitud sur, al este de Nueva Guinea. Tomaron posesión de ellas en nombre del rey de España, como era costumbre.

Permanecieron en el lugar durante seis meses; construyeron un pequeño bergantín de bajo calado para poder navegar el archipiélago en busca del oro y de cuanto fuera de valor.

Entraron en contacto con los nativos del lugar y no dejaban de asombrarse de sus costumbres, especialmente por la guerra y una aparente antropofagia que rechazaban desde su más profunda moral cristiana. En la isla San Jorge descubrieron la existencia de murciélagos tan grandes como los milanos que ellos conocían.

Recorrieron las islas de las Palmas, de Ramos, Galera, Buena Vista y Guadalcanal, donde por primera vez encontraron el jengibre y tuvieron un fuerte encontronazo con los lugareños: algunos españoles desembarcaron en la isla para proveerse de agua y víveres, tomaron un esclavo papú (como era su costumbre), y los nativos respondieron dando muerte a diez de ellos, salvándose sólo un esclavo negro. Los peninsulares entonces mataron a más de veinte papúes e incendiaron sus cabañas.

Luego de este lamentable suceso la tripulación estaba exhausta: muchos estaban enfermos y temerosos de lo que había pasado; la Terra Australis y las minas no aparecían y el viaje parecía haber fracasado. Mendaña se preguntó qué hacer, y no le quedó más remedio que emprender el regreso a Callao para planear de nuevo la expedición. Levó anclas en agosto de 1568 hacia el norte, donde todavía descubrió tres islas más: San Cristóbal, Santa Catalina y Santa Ana. Dobló hacia el este y pasó por el norte de las islas Hawái hasta llegar a Acapulco en enero, y a Callao en julio. Gamboa se puso a redactar sus memorias del viaje, mientras que Mendaña se dio a la tarea de convencer con sus relatos a los hombres de poder para que éstos financiaran una nueva expedición, la respuesta que obtuvo la comentaremos en nuestra siguiente entrega.

Cristóbal Durán
ollin5@hotmail.com

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